El Tarot, un puente para re-conectarcon tu esencia

Seguro que si salimos a la calle y nos paramos a preguntar a las personas que caminan qué es lo que esperan de la vida, gran parte de ellas responderán: ser feliz.

Para cada cual la felicidad es algo distinto. Para unos tener dinero, un trabajo estable o estatus social, serán aspectos importantes para sentirse felices. Otros por el contrario, dan más prioridad a la salud y
dedican tiempo y esfuerzo para mantener una vida saludable, familia, amigos, etc. Sin embargo, aún consiguiendo esos objetivos, muchas personas no se sienten felices en sus vidas.

Hasta aproximadamente los tres años de edad, podríamos decir que somos auténticos y espontáneos, y lo que sucede después es que vamos enterrando todo aquello que no nos gusta de nosotros para
agradar a nuestros padres, después agradar a nuestros maestros y educadores y en definitiva posiblemente, intentar agradar al mundo que nos rodea para ser aceptados y formar parte de la comunidad, definiendo poco a poco lo que está bien, lo que está mal y creando una escala de valores y una moral.

Nos acostumbramos a rechazar, negar u ocultar, aquellas partes de nosotros mismos que no consideramos “dignas” o que nos causan vergüenza. Y entre tanto, llega un momento en nuestra vida en el que nos sentimos perdidos. No nos sentimos plenos ni en armonía, incluso habiendo alcanzado todas las metas que nos hemos propuesto, nos falta algo. Nos sentimos incompletos, tristes, desdichados.

Hemos diseñado unas expectativas de vida, unas metas forjadas desde el pensamiento, olvidando quiénes somos realmente y qué necesitamos, luchamos durante tanto tiempo y con tanto ahínco para ocultar y evitar nuestras sombras, que terminamos apagando nuestra luz.

Nos olvidamos de ser personas, nos olvidamos de nosotros mismos y por ende nos olvidamos de nuestra felicidad. Miramos fuera buscando la respuesta y no nos paramos a escucharnos.

Nuestra falsa felicidad

Entonces ¿cuál es el motivo por el que una persona, cuando consigue lo que pensaba que necesitaba para ser feliz no lo es? La propia pregunta contiene la respuesta: pensaba.

Tal vez el que necesite dinero para ser feliz, su falsa felicidad sea huir del miedo a no tenerlo, el que necesita el reconocimiento tenga su falsa felicidad en huir del miedo a no sentirse aceptado por los demás y el que se obsesione con una vida saludable esté intentando huir de la muerte. Ninguno se ha enfrentado a su miedo, no lo ha “masticado y digerido” y se ha preguntado después qué necesita para sentirse feliz.

Sentirse feliz y no pensar cómo serlo, ya aquí tenemos una gran diferencia. Y ahora es cuando toca preguntar, ¿crees que tu idea de felicidad después de leer estas líneas es una falsa felicidad?, si no te
sientes ahora feliz ¿es porque no tienes lo que piensas que necesitas o porque no tienes lo que sientes que necesitas? ¿te has parado a reconocer lo que sientes que necesitas para ser feliz?. A partir de aquí
es cuando empezamos a enfocar la atención en nosotros mismos y a dejar un poco de lado el exterior.

En busca de la autenticidad

Ahora podemos empezar a descubrir quiénes somos, comenzamos a conectar con nuestra esencia.
No es nada fácil, se trata de un arduo trabajo que consiste en “desenmascarar” el guión que hemos escrito y que interpretamos en nuestra vida, para ver lo que realmente somos y conocer lo que
realmente necesitamos.

Algo importante en este punto es que fluyan todas aquellas partes de nosotros que hemos alienado o bloqueado, solo de este modo podemos dar paso a la autenticidad y a nuestro verdadero ser.
Llegar hasta aquí requiere esfuerzo, constancia y sobre todo enfrentarse al dolor y a todo aquello que no nos gusta de nosotros mismos. Y uno de los principales problemas al que nos enfrentamos en
nuestro camino de autodescubrimiento es justamente el dolor.

Nuestra mente es tan sabia y a la vez tan traicionera que va a hacer todo lo posible para que no tengas que enfrentarte a ese dolor. Y te va a engañar negando, proyectando o utilizando cualquier resistencia que sea necesaria para evitar que seas consciente y sufrir.

Un compañero que nos ayudará en nuestro propio camino de autodescubrimiento: el Tarot

En este punto, nos gustaría hablar sobre una herramienta que puede ayudarte a descubrir qué papel estás interpretando en tu vida y así destapar e integrar aquello que rechazas de ti mismo. Una
herramiemta que, en definitiva, te ayudará

Si no lo conoces lo suficiente te estarás preguntando en este momento ¿cómo un mazo de cartas puede ayudarme a encontrar mi autenticidad?.

Resulta que el Tarot es un libro, una historia en imágenes que cuenta el proceso de autodescubrimiento y evolución de un ser humano desde que nace hasta que llega a su autenticidad y plenitud. Una historia que detalla las fases por las que pasamos hasta descubrir nuestra esencia.

Los arcanos del Tarot narran el viaje del héroe.

Cada imagen o cada arcano está compuesto de una simbología concreta que tiene la capacidad de penetrar en tu inconsciente y provocar distintas reacciones.

Dependiendo de cuales sean éstas, podremos descubrir en qué momento nos encontramos estancados en la fase actual, y qué conflictos internos no nos permiten continuar con nuestra evolución personal y espiritual.

Trabajar con estos arcanos y con su esencia, es realmente trabajar con nuestra propia esencia. Entonces el Tarot se transforma en una herramienta neutral que nos ayuda a hacer consciente aquellas partes de nosotros que están bloqueadas, permitiéndonos trabajarlas e integrarlas, ayudándonos a conocer aspectos de nuestra personalidad que teníamos tan enterrados y que incluso nos costaría identificar como propios.

Precisamente en esto consiste el autodescubrimiento, que no es más que el resultado inequívoco de la búsqueda y el encuentro con nuestra autenticidad.

En este sentido, el Tarot te brinda una llave hacia tu inconsciente, al interior de tu ser, que puedes utilizar cuando la necesites como puente para llegar a ti, para escucharte y sentirte sin ruidos, sin
condicionantes externos, sencillamente vibrando con tu propia esencia para guiarte y ayudarte a re-descubrirte.

Al final, la verdadera fórmula de la felicidad existe en cada uno de nosotros, solo que estamos tan ocupados y distraídos con el ruido exterior que no somos capaces de verla. Por eso, en muchos casos, tener unos sabios amigos que nos acompañen en este camino re-descubrimiento puede ser clave.

Deja un comentario